Recopilaciones del libro de Adriaan Louw. Why Do I Hurt?
El dolor es normal, es una experiencia del ser humano. Sin la habilidad de sentir dolor, el ser humano no sobreviviría. Sin embargo, vivir con dolor no es normal.
Es importante saber que el dolor persistente es causado por un sistema neuroinmune (inmune + nervioso) hipersensible y por cómo el cerebro procesa la información del cuerpo y del entorno.
Los últimos estudios muestran que entre más usted entiende y sabe del dolor y cómo trabaja, mejor se va a sentir. Esto incluye moverse y funcionar mejor, tener menos dolor y tener un aumento en la habilidad e interés en hacer más actividades y moverse más.
Cada área del cuerpo que está siendo dolorosa tiene nervios dentro y alrededor. El cuerpo tiene 45 milllones de nervios y más de 400 nervios individuales, todos conectados como en una red de carreteras. Estos nervios conectan todas las partes del cuerpo a la médula espinal para que los mensajes se puedan enviar de los tejidos al cerebro para que los analice.
Sus nervios (sistema neuroinmune) monitorean su cuerpo y le informan a usted y a su cerebro si algo está sucediendo en su cuerpo. Algunos nervios trabajan como un sistema de alarma. En todo momento los nervios tienen electricidad pasando a través de ellos. Esto es normal y nos dice que estamos vivos.
Por ejemplo, imagine que se dobla un tobillo. Los nervios del tobillo tienen que enviar el mensaje al cerebro para que pueda tomar acciones. Los nervios envían mensajes usando estímulos eléctricos. Cuando hay peligro, como el esguince, los nervios aumentan su actividad eléctrica y se “despiertan”, enviando muchos mensajes de peligro a la médula espinal y por último, al cerebro. Ellos le permiten saber al cerebro que hay peligro y que tiene que tomar acciones.
En este ejemplo es lógico que el cerebro produzca dolor en el tobillo para que usted esté alerta y tome acciones. Pero, ¿qué pasaría si usted se dobla el tobillo en la calle y viene un bus directo a atropellarlo? Se enviarían señales de alerta al cerebro por la torcedura pero también por el peligro de atropello. El cerebro decide a qué le da prioridad y probablemente usted salga corriendo y no sienta dolor en el tobillo en ese momento. Esto quiere decir que hubo lesión sin dolor, ya que es el cerebro el que decide si algo duele independiente se hay daño o no en el tejido.
Una vez que usted toma control del peligro, el esguince en este caso, el sistema de alarma se calma y vuelve a su nivel bajo de actividad normal, listo para el próximo peligro que haya.
En algunas personas, estos nervios que se “despertaron” para alertar el peligro en los tejidos se calman muy lentamente y se mantienen elevados y activos. O sea, después de mucho tiempo me sigue doliendo (dolor crónico por ejemplo). En este estado, no se necesita de mucha actividad para hacer que los nervios manden mensajes de peligro al cerebro, por ejemplo, actividades como sentarse, inclinarse, alcanzar algo o manejar. Esos nervios se volvieron hipersensibles, y cosas que antes no eran dolorosas empiezan a serlo porque la alarma se dispara con nada.
Esta respuesta es en cierto grado normal, pero impide mucho el movimiento y función. Vea los dos dibujos de arriba. Antes de que usted desarrollara dolor, usted era capaz de hacer cualquier actividad fácil y por largos periodos, como por ejemplo manejar, lavar platos o trabajar en la computadora. Pero desde que apareció el dolor, usted se dio cuenta que en pocos minutos de hacer esas actividades aparece el dolor. Sin duda usted va a pensar que algo debe andar mal pero la realidad es que se incrementó la sensibilidad de sus nervios.
¿Por qué pasa eso? ¿Por qué quedan sensibles? Hay tantos asuntos alrededor de la experiencia de dolor que el cerebro decide que es mejor mantener el sistema de alarma elevado. Por ejemplo:
Dolor: aunque el dolor es un mecanismo normal de protección, la experiencia dolorosa es estresante y nada divertida. Inmediatamente después de una lesión o accidente, es normal sentir dolor. Este dolor va a llevar a elevar el sistema de alarma para protegerlo.
Diferentes explicaciones de su dolor: usted puede sentirse más estresado cuando no está seguro qué opciones de tratamiento debe seguir y tiene diferentes explicaciones de qué esperar. Todo mundo tiene una opinión, incluyendo la familia, amigos, doctores, terapeutas, Dr. Oz e internet. Toda esta incertidumbre va a mantener el sistema de alarma elevado por un tiempo mientras encuentra las respuestas.
Familia y trabajo: el dolor va a impactar la vida familiar y el trabajo. Este impacto puede incluir visitas al médico y al terapeuta, exámenes costosos, perder tiempo en el trabajo y frustración. Además, puede que tenga preocupaciones por el dinero, el futuro y su habilidad para trabajar. Estas preocupaciones dan poco incentivo al cerebro para que apague el sistema de alarma.
Tratamientos fallidos: Puede que empiece a pensar por qué no está funcionando el tratamiento o por qué las inyecciones sí le funcionaron al vecino y a usted no. Seguramente ha ido a muchos doctores y terapias, pero el dolor no mejora. De hecho, puede que esté peor. Mientras que su cerebro tenga estas dudas y preocupaciones, las alarmas del sistema se mantendrán elevadas.
Miedo: considerando los tratamientos fallidos, las distintas explicaciones a su dolor, temas laborales y familiares, va a tener mucha incertidumbre. Esta incertidumbre suele estar acompañada de ansiedad y miedo. Esto es muy común, pero está demostrado que el miedo a la lesión o a volver a lesionarse y el miedo a moverse y hacer ejercicio van a mantener el sistema de alarma encendido y no apagado.
En resumen, es importante saber que dolor no es igual a daño en el tejido y es el cerebro el que decide si algo duele o no, basado en nuestras experiencias, contexto, miedos, etc. Yo puedo tener dolor/síntomas con lesión, dolor/síntomas sin lesión y lesión sin dolor/síntomas. La mayoría de lesiones se resuelven solas en alrededor de 3 meses, si aún siguiera con dolor (dolor crónico) puedo empezar a pensar que quedé hipersensible y empezar a trabajar en eso.
Autora: Adriana Chaverri Rodríguez