La fractura por estrés es una lesión común en corredores de larga distancia, sobretodo los que están empezando a correr o los que se están preparando para una maratón.
Una fractura por estrés es el resultado de una sobrecarga a los huesos por impacto repetitivo como correr o saltar. Si el hueso no logra aguantar este ritmo de estrés, puede empezar a lesionarse y eventualmente sufrir una fractura por estrés.
Los huesos están en un constante deformación y formación nueva, un proceso natural que se llama remodelación ósea. Cuando hay un desbalance entre el micro daño al hueso recibido por el impacto y la remodelación del hueso es cuando se da la lesión.
Las zonas más comunes donde suceden son en la tibia, el cuello del fémur y un hueso en el pie que se llama navicular. Normalmente el dolor es el que guía al diagnóstico de esta lesión, es un dolor difuso que solo se quita cuando dejo el impacto. El diagnóstico se confirma con resonancia magnética. Primero sucede una reacción de estrés, después una fractura por estrés y por último una fractura completa del hueso.
Hay 3 factores modificables que afectan esta capacidad del hueso de resistir el impacto y que son factores de riesgo a tener una fractura por estrés:
ACTIVIDAD FÍSICA
El hecho de tener más tiempo haciendo cualquier tipo de actividad física protege para desarrollar esta lesión. Es más peligroso si yo nunca he hecho ejercicio y empiezo a correr por ejemplo.
También tengo menos riesgo si hice deportes desde pequeño y ojalá variados, que se corran con cambios de direcciones.
2. ENERGÍA DISPONIBLE
Una adecuada nutrición es clave para una buena salud del hueso. El hueso necesita energía para remodelarse, pero cuando no hay el cuerpo va a empezar a obtenerla de lugares menos críticos como son los huesos o el sistema reproductivo, priorizando funciones esenciales como el cerebro.
La disponibilidad de energía se define como la cantidad de energía restante para el funcionamiento del sistema fisiológico después de tener en cuenta la energía gastada en el ejercicio intencionado.
Se ha demostrado una supresión de la formación de hueso en mujeres saludables a bajos niveles de energía. Hay pocos estudios en hombres pero se cree que son capaces de mantener la formación de hueso a esos niveles bajos.
No tener suficiente energía quiere decir que se está en un déficit calórico y esto debe estar muy controlado por un nutricionista, y en un proceso de maratón tal vez no sea la mejor idea. Una dieta adecuada en energía y carbohidrato previene el desbalance entre la absorción ósea y la formación ósea, y puede mejorar los marcadores para mejorar el metabolismo y prevenir lesiones de este tipo.
3. Niveles de Vitamina C y D
El calcio ayuda a la formación de hueso y la vitamina D contribuye a la absorción del calcio. Por eo, tener niveles bajos de esto también puede influir para desarrollar la lesión.
Es una lesión que es más común en mujeres, así lo indican todos los estudios científicos. Esto sucede por la triada femenina en la que hay una relación entre la energía disponible, la función menstrual y la masa ósea. Tener un ciclo mestrual irregular o no tener menstruación, sumado a niveles bajos de energía puede ser muy peligroso para desarrollar esta lesión. Esto no quiere decir que no suceda en hombres, pero si es menos probable.
También suele pasarle a personas que están empezando o volviendo a correr, y hacen mucho volumen muy rápido por lo que tienen un mal manejo de cargas y sucede la lesión.
La recuperación de esta lesión necesita quitar el factor agravante, que es el impacto. O sea, hay que dejar de correr. El tiempo es mínimo 6 semanas para recuperar pero puede variar según la zona en la que suceda la fractura por estrés.
En cuanto a fisioterapia se puede utiilzar equipo de magnetoterapia de alta intensidad que trabaja sobre hueso y una vez recuperado, realizar trabajos de fuerza y de saltos en diferentes direcciones, ya que estas dos cosas son las que más ayudan a recuperar la salud ósea.
Autora: Adriana Chaverri Rodríguez